error1Cometemos errores. A veces no estamos a la altura de las circunstancias, nos precipitamos, somos impulsivos o, sabiendo lo que tenemos que hacer, nos faltan fuerzas para llevarlo a cabo.
Todo esto suele generar un malestar interior, que corre el riesgo de incrementarse con nuevos errores.
Propongo una pequeña meditación para que este malestar no se incremente.
Al terminar el día tómate un tiempo para relajarte. Cierra los ojos, haz unas cuantas respiraciones lentas y profundas y visualiza una pantalla en la que miras tu día.
Haz esto con mucha tranquilidad.
Primero, reconoce tus aciertos.
Después, si has cometido algún error, o ha habido alguna situación en la que te sientes mal, mírala atentamente, intentando que tu ritmo respiratorio no se altere.
Mírate a ti mismo con todo el amor con que mirarías a la persona que más amas.
 Reconcíliate contigo mismo.
 Busca que es lo que puedes aprender de tu error.
Piensa que, a veces, un error puede evitarnos cometer otro mayor.
Acéptate con amor tal como eres, lo que no excluye que hagas intentos para cambiar, ya que la mejor forma de cambiar es desde el amor y la aceptación de lo que hay.
Ámate con tus equivocaciones.
Termina con unas respiraciones, en las que al inspirar conectas con un sentimiento de paz, y al expirar esta paz invade todo tu ser.